Patricia Puricelli, Luli para nosotros, es una maestra de aquellas. Ama su trabajo y pone diariamente su energía en él. Creativa, dinámica, trabajadora, una "laburante de la educación".
Me costó convencerla, pero, lo conseguí!!! Ella tiene muchos años de docente rural, una experiencia gratificante para quien puede ser protagonista.
Creo que fue una de las personas que me llevó, por su forma de trabajar, a elegir esta profesión y estoy feliz por eso.
Además de todo... ¡la quiero mucho!
Quiero aprovechar este espacio para hacer una reflexión basada en mi experiencia docente pero sobre todo en mi labor como maestra rural.
Hace 60 años más o menos el país impulsaba el arraigo de las familias al campo y como prueba de esto eran inauguradas cientos de escuelas en las zonas más alejadas, pero también, en lugares que no distaban tanto del radio urbano.
Nuestro país y especialmente nuestra zona, netamente agrícola, lograba de esta forma mantener la mano de obra ya que con la educación asegurada para sus hijos, las familias no se iban del campo.
Con el correr de los años, y con el pretexto de achicar presupuestos, muchas de esas escuelas se fueron cerrando.
Yo no sé si fue causa o consecuencia como me dicen a veces, pero lo que sí sé es que de aquellas escuelitas donde la seño y los alumnos formaban una familia, donde cada alumno importaba por sí mismo no como un número en un sistema, donde se podía dedicar el tiempo necesario cuando algún contenido no se entendía y se podía reír libremente con un chiste, donde no había horas libres porque la seño "daba todo", hasta los recreos y donde los padres eran bienvenidos porque completaban la gran familia en donde todos estaban unidos, docente, alumno, padres y comunidad toda, de esas escuelas...¡qué poco ha quedado! (continuará...)
Además de docente, Patricia es ama de casa y mamá de Federico y Carolina (foto)
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