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INSTITUCIONAL

viernes, 22 de enero de 2010

Notas de Genoveva...Para disfrutar...

Por Genoveva Lastra
Después de un tiempo donde las palabras se me han hecho esquivas estoy escribiendo de nuevo. Pero estoy oxidada y mientras tenga algo más o menos potable voy revisando textos viejos como éste que lo tenía olvidado.


Los riesgos del exceso de café
-“Mi corazón tiene dueño”- dijo mi amiga Laura mientras revolvía su café… –“la macana es que el dueño no se hace cargo”.
-“Ajá”- Acoté yo, sin saber muy bien que decir y suponiendo que un “ajá” nunca viene del todo mal, ya que es una interjección pasible de múltiples interpretaciones.
Mi amiga continuó revolviendo su café que a esa altura ya estaba bastante frío. Finalmente dijo bajito, como quien piensa en voz alta: -“Le voy a llevar el título de propiedad y a avisarle que tiene que pagar los impuestos y cortar el pasto”-.
Yo por un momento pensé que me había distraído y que habíamos cambiado de tema de conversación, pero no, ella seguía hablando de su corazón, al que al parecer le estaba creciendo el pasto. Que se yo… mis amigos suelen ser personas un tanto extrañas.
-“Mirá…”- acotó Ramiro, el tercer integrante de la mesa, un amigo en común. “Mirá… si a mi ahora me dan un título de propiedad de un Mercedes Benz me complican la existencia, porque no tengo guita para la patente, ni el seguro, ni la nafta, ¿para qué me sirve?”- Dicho esto se pidió el segundo cortado.
-“Ajá”- Volví a acotar yo, mientras trataba de entender qué tenían que ver el corazón con pasto de mi amiga con el hipotético Mercedes sin nafta de este pibe.
-“¿Qué me querés decir?, ¿Que si le llevo el título de propiedad de mi corazón me va a mandar a mi casa diciendo que no puede tomar posesión del bien en cuestión, y que me va a mandar a remate?”
- “De remate están estos dos”- pensé para mis adentros, pero como ellos parecían comprenderse de lo más bien me llamé al silencio y me pedí un lágrima en jarrito.
-“No, reina, no quiero decir eso”- se apuró a aclarar Ramiro. –“Lo que digo es que él tiene que interpretar que tu corazón es algo de lo que se puede hacer cargo, que no es inaccesible.”
-“Como que los impuestos no son tan caros.”
-“Claro, algo así. Y que vale la pena hacerse cargo.”
-“Ajá”- Volví a decir yo. Y en un arranque de pragmatismo pregunté “¿Pero el pibe sabe que te gusta?”
-“No sé, a veces creo que si, y a veces creo que no.”
-“¿Pero vos le dijiste algo?”- Insistí.
-“No”
-“Vos estás cada día más boluda.” Se me escapó. Ella sonrió y me miró como diciendo ¿y por casa como andamos? Como por casa andamos igual o peor, le devolví la sonrisa y le dije que tenía razón.
-“Mirá. Yo no digo que lo apures, a nadie le gusta que lo apuren, sobre todo a los tipos” – expuso con mayor diplomacia el referente masculino de la mesa mientras mi amiga y yo escuchábamos atentas… -“Pero tenés que hacer algo. Un flechazo al corazón. Ahora guarda, que tenés un solo tiro. Si le pifiás y en lugar del corazón le das en la pantorrilla fuiste…”
-“Y eso como se hace” inquirí muy interesada”.
-“Ah qué se yo” dijo Ramiro, y le hizo una seña al mozo para que le trajera un cortito.
-“Ya se” – dijo Laura –“Le tengo que partir la boca de un beso.” La respuesta fue tan categórica que hasta parecía fácil.
Yo me amparé en un nuevo “ajá”. No estaba muy segura. Ella insistió -“Si, si yo he hecho eso. Eso de besar primero, digo. Porque a mi la histeria me pone mal, entonces voy, y beso. Es más que nada una postura ideológica, no un arma de seducción.”
-“¿Y cómo te va cuando hacés eso?”
- “Como la mierda.”
-“Ajá.”
-“Si… capaz en esta situación no me sirve”
-Pedimos tres cafés más. Yo trataba de hacer una ilación mental entre corazones con deudas fiscales, flechas al corazón que no deben dar en la pantorrilla, metafóricos Mercedes Benz y besos como posturas ideológicas. Que complicado que se nos está haciendo todo, pensé. Y me quedé perdida en mis pensamientos por un rato.
Cuando volví a prestar atención los chicos ya habían cambiado de tema y charlaban animadamente sobre libros. Pedimos el cuarto café, esta vez con coñac, y nos quedamos hablando hasta muy tarde sobre Cronopios, Famas y Esperanzas.

1 comentario:

Bocha... el sociólogo dijo...

Hola Cecilia, pasaba para agradecerte que te hayas anotado en mi blog como seguidora... devolveré el favor.

Saludos rituales... Bocha.

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